Las rocas han confirmado que los impactos de asteroides y meteoritos han moldeado la topografía lunar.



var GB_ROOT_DIR = "scripts/greybox/";

Rocas de la superficie lunar.

Guy Gugliotta / NYT

En
el laboratorio, las piedras lunares tienen una pinta anodina: basalto
gris oscuro, un mineral blanquecino llamado anortosita y, ambos,
mezclados con restos de cristales. Sin embargo, casi 40 años después de
que los astronautas del Apolo trajeran las primeras rocas a la Tierra,
estos pedazos de Luna todavía están aportando a los científicos nuevos
secretos de otro mundo.
“A ésta la llamamos la roca génesis,
porque se formó aproximadamente en el momento en que la Luna se
solidificó, hace unos 4.500 millones de años”, comenta Carlton C.
Allen, señalando una piedra ligeramente coloreada de tamaño y forma
parecidos al de una goma de borrar, que estaba dentro de un recipiente
lleno de gas nitrógeno.
“Sabemos que el Big Bang tuvo lugar
hace unos 14.500 millones de años,” dijo Allen, “ y esta piedra tiene
un tercio de esa edad. Nunca verá un pedazo sólido de alguna cosa en
nuestro sistema solar que sea más viejo que éste.”
Allen es
conservador en el Centro Espacial Johnson, un depósito de alta
seguridad abierto en 1979 para albergar los 380 kilos de rocas y arena
lunares que fueron recogidos por los astronautas en las seis visitas
que realizaron a la Luna.

Material inalterado
Las
rocas de la superficie lunar, que han permanecido prácticamente
inalteradas en un vacío libre de las contingencias climáticas desde el
momento de su formación, ofrecen la oportunidad de poder estudiar el
origen y evolución del sistema solar, una oportunidad de la que no se
dispone en ningún otro lugar, y de realizar este estudio en mayor
profundidad con cada nueva generación de científicos y de instrumentos
científicos.Cada año, una comisión de investigación evalúa
nuevas propuestas de investigación, y los conservadores envían
alrededor de 400 muestras lunares a 40 ó 50 científicos de todo el
mundo. Casi todas estas muestras son de menos de un gramo. “Nosotros no
las repartimos, tan sólo las prestamos,” dice Allen. “No tenemos
intención de que se agoten en poco tiempo.”
Con los años, las
muestras han aportado incontables conocimientos sobre la naturaleza de
nuestro entorno celeste más próximo. Así, hemos aprendido cuándo se
formó la Luna, probablemente como resultado del impacto de un
planetoide sobre la joven Tierra que lanzó al espacio una nube de
escombros que acabaron juntándose y conformándose en esfera.
Las
muestras han confirmado que han sido los impactos de asteroides y
meteoritos, y no el volcanismo, los que han creado la inmensa mayoría
de los cráteres que caracterizan la topografía lunar, mientras que un
continuo bombardeo de meteoritos, micrometeoritos y radiación fundieron
y polvorizaron la roca madre para dar lugar al manto de arena fina y
polvo que cubre la superficie lunar.
El conocer la edad de
las rocas lunares, que puede computarse en 20 millones de años, ha
permitido que los científicos fijaran un punto de partida que les
permite datar las diferentes características geológicas del sistema
solar. La superficie de la Tierra, una de las topografías más jóvenes,
está en continuo cambio, pues es atacada, plegada, moldeada y
remodelada por las erupciones, los terremotos y la erosión.

Asomboroso