No estás conectado. Conéctate o registrate
Votar relato
1 El demonio del sueño Jue Ene 03, 2008 11:01 am
Lvzbel
El demonio del sueño
Todavía no sé si me hallo en un momento oportuno como para contar lo que en estos instantes estoy tan deseoso de referirle. Y es que se trata de un hecho tan sumamente común, que me siento casi avergonzado de pretender siquiera levantar el más mínimo sudor frío de su espalda, cuando a mí el mismo me hace querer morir y dejar de sentir este profundo dolor.
¿Acaso usted, no ha sentido la sensación de haber estado viviendo algo por segunda vez? ¿Acaso no ha sentido en algún momento de su vida que se hallaba sumergido en un antiguo recuerdo que no llegaba a memorizar claramente?. Si me responde que no, tiene dos opciones. Váyase ahora mismo y deje de leer este compendio de calamidades, o si lo prefiere quédese riéndose de mí, pero si en algún instante le transmito algún tipo de mala sensación que le hace rememorar alguna desagradable experiencia, en verdad le digo que yo me lavo las manos, pues mi advertencia ha quedado clara y concisa.
Seré muy breve, pues desde luego, no estoy acostumbrado a desahogar mis penas delante de un folio en blanco, y tampoco deseo prolongar este sufrimiento en demasía. Sólo quiero decirle que el demonio del sueño comenzó a actuar pérfidamente en mi existencia hace cosa de dieciséis años, cuando comencé a tener lo que vulgarmente la muchedumbre llama clarividencias. De repente me hallaba en un restaurante comiendo con algún amigo, o por qué no decirlo, con alguna compañera, cuando de manera instantánea aparecían en mi mente imágenes que pasaban tan trepidantemente que me resultaban imposible de entender. Pero momentos después las vivía en carne y hueso.
Al principio eran hechos insignificantes. Un camarero recogiendo algo que se le había caído al suelo, yo mismo intentando conseguir un paquete de tabaco, mi hermana cocinando un pastel de carne, y mil hechos más, que me parecieron tan cotidianos, que no me causaron la más nimia preocupación.
Pero un día, ( ya le he dicho que prefiero no dar rodeos e ir inmediatamente a lo que me concierne ), en vez de revivir tan insulsas experiencias, soñé con algo que me causó un enorme dolor.
Mi madre desapareció repentinamente, el frió helor invernal se la llevó consigo, y cada imagen de su funeral, la recordaba como si la hubiera vivido instantes antes, como si supiera perfectamente lo que iba a acontecer en cada momento, como si cada pésame que se me comunicaba fuera ya esperado, pero ante hechos de esta naturaleza, uno puede haberlos visto por televisión si hubiera sido necesario, pero el dolor interno es tan inmenso, que no se le desea ni al peor enemigo.
Si le dijera mi nombre ahora, sabría perfectamente quién soy. Me han acusado de ser un curandero estafador, un vidente, un “santón”, un enviado del cielo y del infierno, y mucho más.... Pero permaneceré en el anonimato; jamás me he querido aprovechar de este supuesto don, que a mí me ha causado la más profunda tristeza, y me ha llevado a un hogar de alienados.
Lo de la muerte de mi madre me causó gran impacto, pero todavía en aquel tiempo prefería atribuir todo este tipo de acontecimientos a la cruel casualidad, y las heridas se fueron borrando lentamente de mi olvidadiza memoria.
Pasaron doce largos años. Las extrañas experiencias a las que ya he hecho mención no desaparecieron en absoluto, pero nuevamente se trataba de hechos de insignificante importancia que no quería que volvieran a condicionar mi vida. Me casé felizmente y tuve dos hijas maravillosas, ( cuyos nombres prefiero también dejar de mencionar ).
Una noche de verano nos trasladamos en vacaciones a una ciudad cercana a la nuestra donde residían los padres de mi esposa. Mi mujer conducía el automóvil, en tanto que mis hijas y yo permanecíamos dormidos en los asientos traseros.
En un súbito instante, desperté sobresaltado. Mis ojos contemplaban sangre allá donde miraba, pero mi mujer parecía tremendamente tranquila al volante del automóvil. Traté de trasladarme como pude a los asientos delanteros del mismo, pues deseaba parar aquel coche como si en ello me fuera la vida.
Mi esposa torció su cuello extrañada por mi conducta, y en un ínfimo instante sentí un enorme golpe en mi cabeza.
Desperté. Me hallaba rodeado de un gran número de personas. Tres catafalcos de forma rectangular se encontraban delante de mis ojos. Yo me hallaba postrado en una silla de inválidos. Las lágrimas de los que allí se hallaban eran abundantes, y mi desdicha infinita.
¡ Maldita sea pues!, ¡Deje usted de insistir en que estoy loco!. ¿¿¿¡¡¡Todavía no entiende quién es el demonio del sueño...!!!???
Temas similares
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.